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Los hombres menores de 35 años y de clase trabajadora son el perfil más expuesto al coronavirus en Barcelona, según los últimos datos epidemiológicos publicados por la Agència de Salut Pública de Barcelona.
Esa franja de jóvenes es la que más contagios acumula en Barcelona: representan el 54,48% de los casos confirmados por PCR en la Ciudad Condal desde que Cataluña entrara en la denominada “nueva normalidad” el pasado 21 de junio.
Mayor impacto en los barrios pobres
Por lo que respecta a las zonas de incidencia, el barrio más rico y el más pobre de la ciudad se encuentran en el ranking de los núcleos menos y más afectados, respectivamente, por el Covid-19.
Se trata de Ciudad Meridina, barrio con menor renta per cápita de Barcelona y tercero con un mayor número de casos; y, en el otro extremo, Pedralbes, epicentro de las rentas familiares más altas de la ciudad y segunda zona con menos infectados.
La juventud, factor de riesgo
Entre el 21 de junio y el 23 de agosto, un total de 4.347 jóvenes menores de 35 años han dado positivo por coronavirus en una prueba PCR en Barcelona.
El número de hombres contagiados destacan ligeramente por encima de las mujeres, aunque la última actualización de los datos por género se realizó el pasado 8 de agosto, cuando el total acumulado era de 1.900 hombres menores de 35 frente a 1.819 mujeres.
Esta cifra es muy similar a la del conjunto de Cataluña, donde el 35,5% de los positivos tienen menos de 30 años, siendo los jóvenes de entre 20 y 29 años el grupo de edad con mayor porcentaje de contagios: un 18,9%.
¿Por qué se exponen más?
La presidenta de la Asociación Europea de Sociología, Marta Soler Gallart, puntualiza que “los jóvenes en su conjunto, independientemente de su clase social, se exponen más al Covid-19”.
En su opinión, esto se debe a cuatro factores: una mayor necesidad de interacción, la rebelión contra generaciones más mayores, la infodemia a la que están expuestos debido a su alta actividad en redes y la presencia de este colectivo en trabajos más “peligrosos” ante el virus, como aquellos relacionados con la restauración y el turismo.
“Hay que implicar a los más jóvenes”, apunta Soler, quien cree que el alto número de “bulos” y la desinformación que circula en Internet, unido a la actitud de desobediencia que parte de este colectivo tiene hacia sus mayores crean una tormenta perfecta. Esto desemboca en creencias como que “no va con ellos”, en palabras de la experta o, más allá, en actitudes negacionistas.
El Covid-19 sí entiende de clases
El coronavirus sí entiende de clases sociales, o al menos eso demuestran los datos de contagios que, como hemos visto, dejan al descubierto una mayor incidencia de la pandemia en los barrios con las rentas más bajas de Barcelona, ciudad cuya media es de 568 casos por cada 100.000 habitantes.
Ciutat Meridiana es el barrio más pobre de los 73 que tiene la Ciudad Condal, según el índice de renta familiar disponible bruta territorial, que cifra su renta en 38,6 sobre una media de 100. Esta zona acumula 1.267 contagios por cada 100.000 habitantes, siendo la tercera con más casos positivos.
Torre Baró es el barrio con más contagiados, 1.871 por cada 100.000 habitantes, seguido por La Trinitat Vella, 1.320 contagios. Ambos ocupan los puestos 70 y 69, respectivamente, en el ranking de renta por zonas.
Por el contrario, el primer y el segundo barrio con las rentas más altas de Barcelona son el segundo y el tercero con una menor incidencia del Covid-19. Se trata de Pedralbes, que cuenta con una renta familiar bruta de 248,8 sobre 100 y acumula 214 casos por cada 100.000 habitantes; y Les Tres Torres (250 casos), con una renta de 215,8 sobre 100.
El primer puesto lo ocupa la Villa Olímpica del Poblenou (191 casos), con una renta de 164,2, tasa que la coloca como séptimo barrio más rico de la ciudad.
Más exposición en los barrios más pobres
Soler nombra como primer factor de esta tendencia el tipo de trabajo que suelen ejercer las personas que viven en zonas con rentas familiares más bajas: “Hay una mayor proporción de empleos presenciales y peligrosos por lo que respecta a un posible contagio. Estos trabajadores tienen menos capacidad de pedir bajas y suelen usar más el transporte público”, aclara la socióloga.
El alto número de personas bajo estas condiciones laborales concentradas en una misma zona residencial multiplica las posibilidades de contagiarse, creando un entorno propenso a la infección.
El espacio es otro de los puntos clave. En estos barrios “no se dan las dimensiones necesarias para asegurar el distanciamiento social”, señala Soler, quien también destaca la problemática de unos núcleos familiares que suelen concentrar muchas personas en espacios muy reducidos y con poca ventilación o espacios abiertos.
Falta de medios
Las capacidades económicas de las familias que viven en estos barrios también se dejan notar en el acceso a la sanidad. Mientras que las familias menos acomodadas disponen de recursos y tiempo limitado para dedicar a su salud, aquellos más ricos tienen a su alcance consultas privadas y más facilidad para comprar elementos sanitarios como las mascarillas, los geles o las propias pruebas PCR.
Por último, el acceso a la información es otro aspecto determinante a la hora de exponerse más o menos al Covid-19, ya que es a través de los medios de comunicación y los datos contrastados cuando más se es consciente de la situación.
“Las personas con mayores ingresos a nivel económico tienen más acceso a la información y más hábito de consumirla. Además, se relacionan con personas que tienen estas mismas características, lo que alimenta la tendencia”, comenta Soler.
Democratización de la información científica
Para la presidenta de la Asociación Europea de Sociología, la democratización de la información científica es clave en la lucha contra el coronavirus y en la concienciación de la población entorno a esta.
“Es importante que la información y los avances científicos lleguen a todos los sectores, no solo a las esferas políticas que toman las decisiones. Debe ser accesible para toda la población”, asevera Soler.